La actualidad de la situación de las reservas del gas natural del país de acuerdo con los organismos de control resulta precaria, es decir se está perdiendo la autosuficiencia, con las consecuencias que ello trae. En particular el gas natural para un país como el nuestro, muestra una alta importancia e incidencia a nivel económico, social y ambiental.
La tendencia mundial es sustituir el consumo de combustibles pesados y en particular el consumo de leña y carbón por gas natural o en su defecto GLP. Para Colombia la tendencia es similar y se establece que hay una creciente demanda lo que a conlleva la preocupación de algunos sectores por el rezago en la oferta considerando que en los datos de producción la oferta tuvo un máximo de 1.249 millones de pies cúbicos día en 2013 y para 2018 bajó a 912 millones de pies cúbicos diarios, un 27 por ciento menos (“El Tiempo” Ómar G. Ahumada Rojas Subeditor de Economía y Negocios), lo que, si bien en el panorama inmediato implicaría que se deben encontrar salidas a la situación de la pérdida de autosuficiencia del país, buscando la incorporación de nuevas reservas, acogiendo las iniciativas del aumento en las importaciones y la definición de la factibilidad de exploración no convencional.
Para ese momento, finales del 2019, el total de gas consumido de Colombia fue de 1061 GBTUD distribuido en los siguientes sectores, con su respectiva participación: industrial 421 GBTUD (40%), refinería 191 GBTUD (18%), residencial 186 GBTUD (18%), generación térmica 182 GBTUD (17%), Gas Natural Vehicular 48 GBTUD (4%) y comercial 33 GBTUD (3%) (Bolsa mercantil de Colombia Comunicado de prensa 03 de dic. de 2019).
A finales del año 2018, como se mencionó, las perspectivas apuntaban a la necesidad de acelerar los proyectos de exploración y explotación con el ánimo de incrementar las reservas, sin embargo, en la actualidad las marcadas declinaciones de los campos productores tradicionales como los de la Guajira y del piedemonte llanero han sido cubiertas por nuevos actores como los campos Jobo, La Creciente y la importación del terminal y puerto de regasificación en Cartagena. En este plano, el panorama marca una tranquilidad porque se han hecho descubrimientos que permitirían al país mantener la demanda a corto plazo.
Sin embargo, algunas fuentes prevén que para el año 2022 es posible que la demanda llegue a superar la oferta, situación que apuntaría a impulsar los proyectos de exploración de yacimientos continentales, la explotación de yacimientos costa afuera y la posibilidad de explorar y explotar yacimientos no convencionales, o aplicar técnicas no convencionales para mejorar el recobro, estrategias que en conjunto le permitirían al país mantener un equilibrio entre la oferta y la demanda, evitando la importación de este combustible energético, lo que impactaría directamente en el costo final para los consumidores, pero garantizaría la utilización de este producto un poco más amigable con el ambiente.
En el evento de no tener éxito en las exploraciones y la ampliación de las reservas, la solución de importación podría incrementar los precios del gas y la energía hasta en un más del doble de lo que hoy pagamos por él y suscita en el desarrollo de proyectos de regasificación del gas natural. En ese escenario de importación, el gobierno argumenta que la explotación de los yacimientos no convencionales o con medios no convencionales, podría evitar la importación ya que se aportarán al país entre 10 y 20 años de reservas, lo que en el mediano y largo plazo permitiría la sustitución de combustibles energéticos pesados, ampliación de la cobertura y aplicación a sectores industriales adicionales.
Sin embargo, el aseguramiento de la inversión, las demandas ambientales y sociales en torno de esos proyectos y la probabilidad de éxito, situación en que hoy se encuentran en curso, podrían no proveer la cantidad necesaria para cubrir la demanda en el futuro próximo, lo que fundamenta el desarrollo de proyectos alternativos ya previstos que tienen gran impacto, como la terminal de importación en el pacífico colombiano.
Esa visión alimenta el debate, donde transportadores de gas han manifestado la necesidad de acelerar los proyectos de importación, mientras que productores hablan del potencial exploratorio en el país, lo que permitiría como se ha señalado antes ampliar las reservas por varias décadas. Es importante destacar en ese entorno que preocupa al gobierno la expectativa y pronóstico a partir de 2024, donde podría pasar que la demanda supere la oferta sustancialmente, considerando que al momento no se tiene claro si los nuevos campos entrarán en producción, por lo que se insiste en una alternativa que pueda suplir la demanda, por lo menos hasta que el país alcance nuevamente los niveles de producción que permitan satisfacer las necesidades el país.
La realidad en este aspecto de acuerdo con lo que indica la UPME, es que impulsando la producción nacional se puede garantizar la demanda, teniendo como respaldo, proyectos como el de la regasificadora del Pacífico, proyecto que ha estado estancado y que se pretende reactivar dentro de los objetivos macroeconómicos.
