Conversión de los residuos de plásticos en combustibles ¿una buena idea?

Los retos en materia ambiental son cada vez más ambiciosos y uno de los factores que más preocupa a ambientalistas, científicos, políticos y sociedad en general es la disposición de residuos plásticos, pues desde su invención, hace más de un siglo, estos han hecho parte de casi todas las actividades y procesos que acompañan nuestra vida cotidiana y, por ende, representan un problema cuando su vida útil termina.

Una de las soluciones que se han trabajado por años tiene que ver con el reciclaje y la reutilización, sin embargo, los esfuerzos aún deben mejorar en este apartado, dado que en los Estados Unidos tan solo el 9% del plástico que se produce es reciclado y el 12% se ha quemado, dejando que el 79% del plástico que hemos producido afecte nuestro planeta y lo más preocupante es que según datos del Foro Económico Mundial, se espera que la producción de plásticos se duplique en los próximos 20 años.

En Colombia la situación no es mejor, según la Asociación  Colombiana de Industrias Plásticas (Acoplásticos), el sector plástico genera 1,2 millones de toneladas por año, con ventas aproximadas de $17 billones, entre materia prima y productos terminados. En estos últimos, los envases y empaques equivalen al 56 %, y los mezcladores, pitillos, platos, cubiertos y similares, son cerca del 3 %.  Es decir, 12 millones de botellas que salen al mercado a diario solo 3 millones se reciclan, al ser un problema de magnitud mundial  el reciclaje ha sido ampliamente difundido, pero su implementación no ha logrado los resultados esperados y por eso, desde hace tiempo se estudian alternativas que permitan reducir el uso de plásticos en nuestra vida cotidiana. Aquí entra el proceso de incineración como una alternativa transitoria para aprovechar los residuos plásticos y convertirlos en energía o combustible, sin olvidar su impacto ante el cambio climático. 

¿Y cómo funciona esto?

Desde hace algunos años se viene experimentando en diferentes procesos, que permiten aprovechar los residuos plásticos, como las plantas de conversión de residuos, las cuales son costosas de implementar y suelen tener el mismo problema que un relleno sanitario, su ubicación, ya que nadie quiere vivir cerca de donde se almacena basura; por otro lado tenemos los procesos de gasificación, un proceso que funde los plásticos a temperaturas muy altas en casi ausencia de oxígeno, lo que da como resultado un gas sintético que se usa para impulsar turbinas, sin embargo, los costos son más elevados que los de una planta de gas natural, haciéndolas inviables.

Con este panorama tan desalentador, parece que las opciones se agotan, sin embargo, dos procesos podrían convertirse en la esperanza para la reutilización o reconversión de estos materiales de la forma más limpia y eficiente posible. El primero es la pirólisis, el cual ya se ha implementado en países como Estados Unidos, en algunos países europeos y en asiáticos como China, India, Indonesia y Filipinas. Esta es una iniciativa que puede aliviar el manejo de residuos de plástico y aunque sigue siendo contaminante, sus emisiones de dióxido de carbono son muy bajas con referencia a otros métodos, además de poder darle manejo a materiales de varias capas que no se pueden tratar en las plantas de reciclaje mecánico.

Este proceso consiste en triturar los plásticos y fundirlos en ambientes desprovistos de oxígeno, proceso que resulta en hidrocarburos más pequeños que tienen la capacidad de refinarse a combustible diesel y otros productos petroquímicos incluidos nuevos plásticos. Este es un proceso que cuenta con defensores y detractores, estos últimos afirman que el proceso aún es inmaduro, costoso y el control de la contaminación es poco eficiente donde se ha llegado a implementar, situación común en países donde la legislación en materia ambiental es muy deficiente.

La segunda opción, se trata del hidrocraqueo, un proceso más reciente, el cual continúa en fase de desarrollo, pero sobre el cual un equipo de investigadores de la Universidad de Delaware tiene grandes esperanzas, ya que como ellos mismos han señalado «los plásticos de un solo uso imponen una enorme amenaza ambiental, pero se ha demostrado que su reciclaje, especialmente de poliolefinas, es un desafío. Informamos de un método directo para convertir selectivamente poliolefinas en combustibles líquidos ramificados, incluidos los hidrocarburos diesel, jet y gasolina».

Lo bueno de este nuevo desarrollo es que es un proceso que requiere hasta un 50% menos de energía, los plásticos se pueden fundir a temperaturas que puede alcanzar un horno de cocina y lo más importante, no se emite dióxido de carbono a la atmósfera.

En esencia se usan dos catalizadores, uno es la zeolita y el otro es un óxido de metal mixto como el platino, el proceso con uno solo de estos catalizadores es ineficiente, pero al combinarlos, los resultados han sido excelentes y lo mejor es que no son materiales exóticos, por lo que junto con sus otros beneficios, su implementación a nivel industrial puede hacerse más eficientemente.

Según explican los mismos investigadores el proceso es como una refinería a la inversa, el proceso “rompe” las cadenas largas de carbono de plástico en cadenas-C cortas. En esencia, es fácil “refinar” el crudo en cadenas-C largas, pero es muy difícil separarlas de vuelta. En el caso de esta investigación, el platino se usa para hacer la primera “ruptura” y luego la adición de zeolita lo descompone aún más. Al combinar la acidez de la zeolita con nanopartículas de platino, se logran excelentes resultados en la obtención de hidrocarburos líquidos, obteniendo un rendimiento de hasta el 85%. El ajuste en la mezcla de los dos catalizadores permite crear diferentes tipos de combustible, desde JET A-1, hasta gasolina y diesel.

De acuerdo con los investigadores esta solución se encuentra en desarrollo, pero esperan que comercialmente se convierta en una solución viable para la próxima década, pues cuando las empresas vean que pueden de manera económica, limpia y eficiente producir combustibles a partir del plástico desechado seguramente el proceso entre a hacer parte de nuestra cotidianidad. Esto plantea varias opciones de uso eficiente de los residuos plásticos, que aunque no es 100% una solución limpia, si es mucho más sustentable que el actual tratamiento y disposición de dichos materiales.

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